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jueves, 30 de mayo de 2013

Sesión número 9, sobre el enfado. 29.05.2013.

Ayer en Filosofía a la de tres lo pasamos bomba pensando y hablando del enfado.
¿Está bien a veces enfadarse? ¿Cuándo? ¿Por qué? ¿Tiene sentido enfadarse con los objetos o sólo con las personas? ¿Es posible enfadarse con uno mismo?
Ilustración de Sometimes I'm Bombaloo
(A veces soy Bomba-Bomba), de Rachel Vail y Yumi Heo























Fecha: 29 de mayo, 2013
Lugar: CEIP Estados Unidos de América - Huarte de San Juan
Clase: 3 años (con Pilar Lara Arribas)

¿Quiénes estuvimos? 
Estuve yo (Ellen)
Pilar (la profesora)
Lola (el loro)
Tito (el perro)
Héctor (un pequeño suricato)
y los siguientes niños y niñas: 
Iván
Yumalai
Adrián González
Adrían Mansilla
Iain
Alba Torres
Alba Martín
Eduard
Andy
Leonardo
Pablo
Christian
Esther
y Victoria.

OBJETIVO DE LA SESIÓN:
El principal objetivo general de esta novena sesión ha sido seguir reforzando las capacidades de diálogo, en especial la expresión de una opinión contraria, de forma educada y constructiva, introduciendo una nueva expresión: "Pues yo no pienso lo mismo".   

Como en todas las demás sesiones, otros objetivos generales han sido seguir reforzando la estructura de las sesiones y los hábitos de hablar con voz alta y clara, escuchar atentamente a los demás, expresar acuerdo o desacuerdopensar dar razones

El objetivo específico de la sesión ha sido conseguir que hablemos sobre el enfado. ¿Qué diferencia hay entre estar enfadado y estar triste? ¿Qué cosas nos enfadan de los demás? ¿Qué cosas hacemos nosotros que enfadan a los demás? ¿Está bien a veces enfadarse? ¿Cuándo? ¿Por qué? ¿Tiene sentido enfadarse con los objetos o sólo con las personas? ¿Es posible enfadarse con uno mismo? ¿Tiene sentido enfadarse con alguien por algo que ha sido un accidente?

CONTENIDO DE LA SESIÓN: 
Sentados en círculo, con el baúl de filosofía en el centro, nos hemos saludado todos. Estábamos muy contentos de vernos y de muy buen humor. Hemos dicho que hoy en filosofía, íbamos a hablar de enfadarse.

Pero antes, hemos repasado las normas de filosofía. Para repasar la primera, hablar con voz alta y clara, hemos practicado diciendo "AAAAAAAA" al volumen correcto. Al principio, algunos hemos gritado un poco demasiado pero pronto hemos encontrado todos el volumen perfecto. Luego hemos repasado  la segunda norma de escuchar. Varios del grupo han intervenido y todos hemos esuchado en mucho silencio. Nos ha salido muy bien. Luego, hemos repasado la norma de expresar acuerdo o desacuerdo y hemos añadido una nueva forma de decirlo. Además de la expresión "yo no estoy de acuerdo" para expresar desacuerdo, hemos añadido "yo no pienso lo mismo". "Esta clase es muy muy muy fea", he dicho yo. "Yo no pienso lo mismo", ha dicho Alba Martín. "Ni yo", ha dicho Victoria.

Listos. Filosofía a la de una, filosofía a la de dos, ¡filosofía a la de tres!

Y enseguida, Alba Martín ha vuelto a levantar la mano. Quería contarnos que estaba enfadada como un leopardo. Le hemos preguntado cómo era eso. Y Alba ha puesto una cara muy convincente de leopardo enfadado. Victoria ha dicho que ella también está enfadada como un leopardo. Andy en cambio ha dicho que él no está enfadado. E Iain ha dicho que él tampoco, pero que quería que abriera ya el baúl de la filosofía.

¿Qué sorpresas habría en el baúl? He metido la mano, como siempre, y me he llevado un mordisco como de costumbre. Pero este mordisco era diferente. No era de perro, ni un picoteo de pájaro. Era una boca más pequeñita, con los dientes afilados...  A ver a ver... Y he sacado una criatura pequeñísima del baúl. "¡Ooooh! un osito", ha dicho Esther. Pero no, no era un osito. Era un suricato, Héctor, que ha sido amigo de Tito y Lola desde que los tres eran bebés. Estaba de visita y estaba muy emocionado porque iba a ver pronto a sus amigos. Entonces Adrián Mansilla ha levantado la mano y nos ha contado que en la clase de cuatro años hay un niño que se llama Héctor. El suricato se ha puesto muy contento y ha dicho que puede luego se pasaría por la clase para conocer a su tocayo. Luego Héctor nos ha preguntado si hemos visto a Lola y Tito. Esther ha dicho que sí los había visto. ¿Cuándo? "Los otros días de filosofía." Efectivamente. ¿Pero y hoy? "No, hoy no". Entonces Héctor ha empezado a llamar a sus amigos. "¡Lola! ¡Tito! ¡Ya he llegado! ¿Dónde estáis?". Hemos oído un ladrido en el baúl y Héctor se ha asomado tímidamente. ¡Guau! ¡Guau! Ha salido Tito y se han dado un gran abrazo de amigos. Y luego Lola ha salido revoloteando también para abrazarse a sus dos amigos del alma. ¡Qué contentísimos estaban los tres!

Hemos rebuscado en el baúl para ver si había alguna otra cosa. ¡Y sí! Hemos sacado primero un libro. ¿De qué es?, ha preguntado Victoria. "De un niño enfadado", ha dicho Leonardo. Hemos dicho que el niño se llama Fernando y que el libro se llama Fernando Furioso. Leonardo ha comentado que hay una tormenta. Y sí, el libro trata de una tormenta un tanto particular.

Luego hemos sacado otro libro. Aquí, Alba Torres ha dicho que era de una niña contenta. Y sí, en la portada parece que la niña está contenta, pero.... en el cuento pasan muchas cosas y no siempre está contenta. Les he enseñado la ilustración que aparece al principio de esta entrada donde aparece la niña muy muy enfadada y nos ha dejado a todos impresionadísimos. ¡Menudo enfado! Algunos nos hemos reído también. Las personas enfadadas ponen caras bastante graciosas.

Hemos leído los dos cuentos. Primero, el de Fernando Furioso. Nos hemos fijado en la cara de enfadado de Fernando en la portada y hemos empezado a poner nosotros nuestras mejores caras de enfadados. ¡Qué pena que no sacáramos fotos porque nos lucimos!
Y luego lo hemos leído por fin. Es un cuento sobre un niño que se enfada muchísimo y tiene una rabieta de proporciones (literalmente) cósmicas, y acaba flotando por el espacio en su cama sobre un trozo del planeta Marte sin lograr acordarse de por qué se enfadó en un principio. Podéis volver a escucharlo aquí:

Al final, hemos preguntado quién se acordaba de por qué se había enfadado Fernando. Leonardo dijo que Fernando se enfadó porque había una tormenta, pero Alba Martín dijo que ella no pensaba lo mismo y que ella pensaba que se enfadó porque no se quería ir a la cama. Hemos estado de acuerdo con Alba.

Hemos preguntado si alguno de nosotros se ha enfadado alguna vez como Fernando. Alba Torres nos ha dicho que sí, que una vez se había enfadado mucho con su mamá porque su mamá le gritó. Le preguntamos si rompió cosas y nos dijo que no, pero no recordaba qué había hecho exactamente cuando se enfadó. Luego Alba Martín nos quiso contar también su historia. "Un día yo no me quería ir a la calle a jugar y me enfadé mucho". Le preguntamos qué hizo y nos contenstó: "Mamá me llevó de la mano y yo fui con ella pero enfadada y gritando un poquito."

Le pregunté a Adrián Mansilla qué hacía él cuando se enfadaba y tras mucho pensarlo dijo que él cuando se enfadaba, jugaba. ¿Seguro? Sí, ha dicho. Y nos ha parecido una forma muy graciosa de enfadarse. Y bonita también.

Hemos preguntado a Andy qué hace cuando se enfada y él nos ha dicho que se va a la cama a dormir.

Entonces, Leonardo nos ha hecho una demostración de cara enfadada con ruido de tormenta para ambientar, que nos ha encantado y nos ha servido de transición al otro cuento.

El segundo cuento se llama: "A veces soy Bomba-Bomba" y también es de una niña que tiene una rabieta igual de explosiva pero no tan cósmica. La niña es una niña normal, que se llama María García, pero que a veces es "Bomba-Bomba". Podéis volver a escucharlo aquí:
Nos han gustado mucho los dos cuentos y hemos aplaudido mucho cuando han terminado.

Antes habíamos hablado de ocasiones en las que nos hemos enfadado nosotros. Ahora hemos preguntado sobre ocasiones en las que otras personas se han enfadado con nosotros.

Esther nos ha contado que a veces su mamá y su papá se enfadan con ella. Le hemos preguntado que por qué se enfadan y ella ha dicho que porque hace algunas cosas mal. Por ejemplo porque no recoge los juguetes o porque no quiere recoger los juguetes. Hemos preguntado si cree que sus padres tienen razón al enfadarse por esas cosas y Esther ha dicho que no lo sabe.

He preguntado: ¿Alguien en esta clase se ha enfadado alguna vez con el suelo? Han dicho que no. Entonces les he contado que una vez yo iba caminando por la calle y me tropecé y me caí y me hice mucho mucho daño y me enfadé con el suelo. Se han reído mucho y entonces Esther ha dicho que se la ha salido la zapatilla y me ha pedido que le ayude a volver a ponérsela. Mientras le ayudaba, me ha explicado que ella se acaba de enfadar con la zapatilla por habérsele salido.

¿Se puede uno enfadar con el suelo? ¿Con las cosas? ¿Tiene sentido o es un poco raro?

Nos ha parecido un poco raro, pero no sabíamos decir la razón, porque todos hemos entendido muy bien mi reacción de enfadarme con el suelo y la de Esther de enfadarse con su zapatilla.

Luego Iain nos contó que una vez se enfadó cuando todavía tenía tres años. Pero también una vez se enfadó mucho cuando tenía cuatro años. Lo que no se acordaba mucho es de la razón, un poco como el cuento de Fernando.

Adrián Gonzalez nos ha contado que se ha enfadado alguna vez pero también se ha olvidado.

Leonardo nos ha dicho que se enfada "así", y ha puesto una cara de enfado formidable.

Eduard se enfada, pero nos ha explicado que él no tira cosas como María García, la niña del cuento.

Pablo dice que no se enfada nunca.

Alba Martin nos ha contado que una vez su hermana Carol y ella estaban dando vueltas y se perdieron y ella lloró mucho y cuando su padre las encontró se enfadó mucho mucho mucho. Le pregunté si creía que su padre estaba enfadado o preocupado. "Enfadado y preocupado", dijo Alba. A veces cuando nos preocupamos nos podemos enfadar mucho.

¿Quién de aquí alguna vez se ha enfadado consigo mismo?, hemos preguntado.

Iain ha dicho que él, y nos ha contado que se enfada porque se ha portado mal con otras personas y después se enfada mucho consigo mismo.

Leonardo nos ha hecho otra demostración de enfado. Lo hace muy bien.

Victoria nos ha contado que cuando se enfada consigo misma dice "cabeza tonta". Nos ha hecho mucha gracia. Yo también digo a veces "ay, cabeza tonta".

Leonardo nos ha hecho otra demostración, pero el suricato Héctor le ha interrumpido.

Héctor nos ha contado lo que ha estado haciendo con Lola y Tito mientras hablábamos. Habían estado jugando al fútbol. Nos he explicado que habían corrido mucho mucho mucho y él se tropezó y se cayó. Se puso a llorar. Entonces Tito y Lola se acercaron y le preguntaron si estaba bien. Pero Héctor les dijo muy enfadado que no quería ser su amigo, que se había caído por su culpa porque si no hubieran pensado en jugar al fútbol, no se hubiera caído. Tito protestó, y le dijo que se equivocaba, que no era su culpa, que había sido un accidente. Pero Héctor les dijo que le dejaran en paz.

Entonces yo he interrumpido a Héctor para preguntar al grupo si pensaban que Héctor tenía razón de enfadarse.

Andy ha dicho que no, porque estaban jugando al fútbol y se cayó, pero Lola y Tito no lo tiraron al suelo. Iain ha dicho que está de acuerdo con Andy, que es como cuando te caes por la calle. Nadie tiene la culpa. Puede que fuera cuesta abajo, dice Iain.

¿Cuando es un accidente no nos enfadamos?

Alba Martín dijo: "Yo creo que los tres han decidido jugar al fútbol y Héctor se ha caído."

La decisión había sido de los tres, así que nadie tiene la culpa.

Victoria piensa que es la culpa de Tito, porque quizás estaba jugando rápido.

Entonces los tres amigos volvieron a juntarse para merendar. Ya parecía que estaban bien los tres. Lola estaba comiendo pipas de girasol, Tito estaba comiendo un hueso y Héctor compartía las pipas con Lola.

Pero de pronto, Tito le dijo a Héctor: "Antes, cuando estabas llorando, eras como un bebé. Bebé. Bebé. Tonto. Ya no queremos ser tu amigo." Y Héctor se volvió a enfadar. Mucho.

¿Con razón? Alba Torres piensa que Héctor sí tiene razón para estar enfadado porque quizás Lola se había comido todas las pipas.

Leonardo ha dicho que está enfadado porque se dio un golpe, pero Iain le ha dicho que no, que eso era antes, que ahora está enfadado porque le han llamado bebé. Alba Martín ha dicho que también porque le llamaban tonto.

Héctor ha seguido lloriqueando, así que Esther le ha dicho que ella sí quiere ser su amiga "un poquito".

Christian ha dicho que él quiere ser todos los días el amigo de Héctor, y Alba Martín ha dicho que ella también.

Con ésto, a Héctor se le ha quitado el enfado. Se ha puesto muy contento y al final Lola y Tito se han acercado y se han hecho todos amigos otra vez.

Con esto, hemos dado por finalizada la conversación y antes de pasar a hacer un dibujo BOMBA-BOMBA, hemos hecho un breve resumen.

Hemos dicho algunas cosas muy interesantes. Nos hemos preguntado si uno puede enfadarse sólo con las personas o también con las cosas. Hemos hablado de la diferencia entre reaccionar ante un accidente y ante algo hecho con intención. Hemos hablado de lo que hacemos cuando nos enfadamos, de las cosas que nos enfadan y de lo que a veces hacemos nosotros que provoca enfado en los demás.

Ahora ¡A dibujar!

Hemos hecho unos dibujos estupendísimos, como podéis apreciar al final de este post. Algunos de caras enfadadas, otros de caras contentas, un par con caras con varicela y alguno completamente libre. ¡Nos encantan todos!

Ha sido una de las mejores sesiones que hemos tenido. Ha tenido muy buen ritmo, hemos estado muy atentos y participativos y, lo más importante, lo hemos pasado realmente muy bien.

Con muchas ganas de que llegue la próxima sesión, que ya será si no la última, de las últimas del curso.

¡Hasta entonces!

¡Filosofía a la de una! ¡Filosofía a la de dos! ¡Filosofía a la de tres!

Exposición virtual de caras enfadadas, contentas (y algunas con varicela) de la clase de tres años del colegio Estados Unidos de América y Huarte de San Juan.
Iain dibujó un niño enfadado con un niño contento. 

Adríán M. dibujó un padre  y un niño contentos.

Adrián G. dibujó una cara enfadada y un monstruo-ballena

Eduard dibujó una cara contenta y una enfadada. 

Alba T. se hizo un autorretrato con varicela

Leonardo dibujó un monstruo Bomba-Bomba

Victoria hizo una cara con el pelo rizado...

...y siguió dibujando al dorso

Pablo dibujó un niño contentísimo con unos zapatos rojos muy elegantes

Christian dibujó dos caras enfadadas y una contenta y un par de florecitas muy bonitas

Yumalai dibujó dos caras enfadadísimas. GRRRR

Esther se dibujó a sí misma con gafas y con varicela y...

...al dorso, el arco iris con el sol.

Alba Martín dibujó a su madre, a ella (su padre y su hermana estaban en la casa),
unos caballitos de mar y una piscina (creo). No lo ha terminado,
así que se lo devolveré para que lo acabe. 

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